terça-feira, 28 de setembro de 2010

Venezuela: ¿Barajar y dar de nuevo? Juguemos a la democracia mientras el marine no está




Aram Aharonian

ALAI AMLATINA, 28/09/2010.- La realidad venezolana nos muestra medio
vaso lleno y medio vaso vacío. Una realidad que le deja un gustito muy
amargo al movimiento bolivariano, pese a casi un centenar de diputados
electos a la unicameral Asamblea Nacional de 165 miembros, y un sabor
dulzón a una oposición que, entre otras cosas, deberá demostrar que eso
de converger en una Mesa de Unidad Democrática es mucho más que un
estado de ánimo coyuntural.

Las alarmas comenzaron a sonar dentro del chavismo, que se enfrenta a
una situación inédita en los últimos cinco años: para poder avanzar en
la profundización de la revolución bolivariana deberá aprender a
negociar (¿en un escenario bipartidista al mejor estilo de las
democracias representativas o reclamativas?), porque no se logró la meta
de las 110 curules, que aseguraba una mayoría absoluta.

La derecha avanza sobre las conquistas y condiciona la posibilidad de
avanzar con leyes que profundicen las pendientes reformas del Estado, la
del modelo económico y la cultural. Para Aristóbulo Istúriz, dirigente
del PSUV, desde enero, los asambleístas tendrán la oportunidad de
debatir “el socialismo versus el capitalismo”.

El propio presidente Hugo Chávez, ante periodistas de todo el mundo,
ofreció el cuadro de situación: “obtuvimos 98 diputados de un total de
165. Es el 59, 39 % (casi 60%) y estuvimos a un diputado de una de las
mayorías calificadas (la de los 3/5). El bloque contrarrevolucionario
obtuvo 65 diputados, el 40% de los curules. El PPT sacó 2 diputados en
Amazonas".

Añadió que el PSUV ganó en 18 de los 24 estados del país y habló de los
empates en los estados Miranda y Sucre: "De los 87 circuitos ganamos en
56 de ellos, el 64%. Ellos ganaron en 30 circuitos, es decir, el 36%, y
el caso de Amazonas, 1%".

Los opositores han dicho y repetido que ya somos la nueva mayoría,
señaló el Presidente. “Si se creen mayoría, entonces convoquen a un
referendo revocatorio... Háganlo... ¿Para qué esperan dos años?”,
sugirió Chávez en alusión a los próximos comicios presidenciales de
finales de 2012.

La realidad cotidiana determinó la conducta del ciudadano, que fue a
votar o prefirió quedarse en casa, de acuerdo a la gestión
administrativa de su localidad y a la convocatoria de los candidatos
presentados a la lid: la abstención fue poco más de una cuarta parte del
padrón del 17,5 millones de ciudadanos.

Dos preguntas saltan al observar el cuadro de situación: ¿es posible una
reconciliación de clases? ¿Es posible no tener en cuenta el tablero del
ajedrez global, donde las reservas petroleras y gas de Venezuela son
miradas con cariño por Estados Unidos y otras potencias?

Más allá de su resultado, estos comicios cambiaron el panorama político
venezolano y el país pasará a otra etapa, quizá más conflictiva, casi
dividido por mitades, convertido en una de las más preciadas piezas del
ajedrez estratégico global ante la apetitosa mirada de las principales
potencias del mundo que se disputan sus recursos naturales.

La realidad muestra que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)
cuenta con el Poder Ejecutivo, mayoría en la Asamblea Nacional, una
maquinaria capaz de movilizar a millones, y unas Fuerzas Armadas que
son, institucionalmente, parte del proceso. En la otra vereda, existe
una montonera de partidos fragmentados, cuyo único referente es Hugo
Chávez y el sueño de retomar los privilegios de clase que tuvieron
durante décadas.

Las dos terceras partes del Asamblea eran necesarias “para consolidar la
hegemonía y debilitar las viejas fuerzas” (Chávez dixit). De lo
contrario se presagian serios y peligrosos conflictos, que pudieran
generar situaciones de desestabilización política, parálisis de leyes
que fortalezcan el poder popular y permitan la construcción de una
economía de carácter social, contraria a las leyes del mercado. No hay
que olvidar que en la AN se eligen también a los magistrados del
Tribunal Supremo de Justicia, rectores del CNE y del Poder Ciudadano
(Fiscal, Contralor, Defensor del Pueblo).

“Está bien que la oposición participe en la AN, porque ese era su lugar
natural. Lo que pasó es que se retiraron en 2005, unas horas antes de
abrirse el proceso, para tratar de deslegitimarlo y además con la
esperanza de que los marines estadounidenses les hicieran el trabajo
sucio de sustituir al presidente Chávez”, dijo el embajador ante la OEA
y electo diputado al Parlamento Latinoamericano, Roy Chaderton, quien
recordó que la oposición logró 20 diputados menos que en 2000. “Ojalá
que cese en la locura permanente en que vive y venga a participar del
juego democrático”, precisó.

María Corina Machado, participante del golpe de 2002, amiga de George
Bush, una de las figuras emblemáticas de la oposición y precandidata
presidencial, señaló que todo “está muy claro. Venezuela le dijo no al
comunismo a la cubana. Venezuela le dijo sí a un camino de construcción
democrática y nosotros ahora tenemos la legitimidad de los votos de la
ciudadanía; somos los representantes del pueblo”.

El director de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León, destacó
que la oposición tiene una oportunidad de oro de consolidarse. “Tenía
mucho tiempo sin poder presentar triunfos que oxigenen a sus seguidores,
que les muestren que Chávez es derrotable. El reto ahora es pasar de la
articulación electoral a la verdadera articulación política. La MUD es
por ahora un grupo organizado para unos comicios, sin una propuesta
común de país”, dijo.

Axel Carriles, siquiatra, uno de los conductores ideológicos de la
oposición, financiado por la Nacional Endowment for Democracy, expresó
que “Lo importante es haber alcanzado un espacio de poder institucional”.

Las tres erres

La bronca en los barrios es grande. También, dicen, en el Palacio de
Miraflores. Hace tres años, cuando se fracasó en el referendo
constitucional, se habló de las necesarias 3 R (revisión, rectificación
y reimpulso) como el paso inmediato e imprescindible para continuar con
los cambios revolucionarios. Pero eso no pasó de lo reclamativo.

La bronca es grande, porque esos millones de ciudadanos que pasaron de
ser objeto a ser sujetos de política, ahora demandan una mayor
participación, que los incluya en el diseño de los planes: la demanda
hoy es de profundizar la democracia, limpiar de corrupción, ineficacia e
ineficiencia la administración pública, terminar con la inseguridad y
detener la inflación.

A la masa chavista no le basta con quedarse con el discurso de que es la
acción de la derecha nacional y los apoyos de gobiernos y ONGs
extranjeros (Estados Unidos, España, Holanda, principalmente) la que
impide los avances. Sin duda se ha producido un pase de factura a la
ineficiencia, ineficacia y corrupción de la administración, la pérdida
de calidad de vida, la falta de una cultura socialista que moldee al
hombre (y la mujer) nuevos.

La realidad muestra que ese 80% de la población, que ha sido largamente
beneficiada por las medidas sociales del gobierno bolivariano, no
constituye un conglomerado sólido de apoyo a la Revolución Bolivariana.

Dice Martín Guedez que a la Revolución Socialista hay que garantizarla
hasta colocarla a salvo de los sustos propios del juego eleccionario
burgués. Marcelo Colussi señala, por su parte, que o se construye el
socialismo o se continúa con un capitalismo de rostro humano, pero las
dos cosas al mismo tiempo, un producto híbrido, no es posible.

Colussi plantea otra interrogante: ¿es posible construir socialismo
amparándose en la figura omnipresente del presidente, o eso es un límite
insalvable? La construcción del socialismo no puede ser apenas una marea
roja-rojita de camisetas, llena de consignas, ni tarea de un aparato,
una maquinaria partidista. El PSUV no puede ser a la vez partido y
gobierno y mantener en la nebulosa la diferenciación entre Estado,
gobierno y partido.

Otros se preguntan dónde está la causa de esta merma sostenida en la
votación bolivariana y se responden que, sin dudas, la causa generadora
de la tendencia negativa reside en la ideología pequeño burguesa que
hegemoniza el proceso desde el triunfo sobre el golpe de abril, que
propone una mezcla de capitalismo con Socialismo, que en lo económico
mantiene la fragmentación capitalista y en lo social dispersa las
unidades organizativas.

Para Antonio Aponte, se deben tomar algunas medidas: preservar el
liderazgo de Chávez, no desencadenar cacería de brujas porque impediría
recomponer el rumbo y dejaría la deficiencia como un simple mal
comportamiento personal, y realizar una rectificación profunda del
rumbo, revirtiendo la tendencia de desgaste, lo que es posible ahora por
el alto grado de la conexión que mantiene Chávez con el pueblo.

No serían descartables nuevos ajustes en la economía, que
inevitablemente significará pérdida de calidad de vida para las
mayorías, lo que sería un problema para asegurar que en las elecciones
presidenciales del 2012, más allá de todo su carisma, vuelva a imponerse
Hugo Chávez. Por ahora, la oposición no tiene un referente para hacerle
frente al líder bolivariano.

Los resultados son parte de una tendencia que se viene sucediendo desde
2007: los ciudadanos se comportan de manera distinta cuando está en
juego la figura presidencial. Cuando se trata de referendo revocatorio,
elección presidencial, o la enmienda reciente que permite la reelección
continua, los venezolanos han participado masivamente y la relación de
la votación fue de un 6/4 a favor de la opción de Chávez, como lo fuera
en la primera elección, en diciembre de 1998.

Pero cuando se trata de elecciones parlamentarias, de gobernadores,
alcaldes, municipales, etc. la situación cambia y la tendencia es más
dispersa. En las últimas elecciones de gobernadores (2008), en el
Distrito Capital, y los estados Zulia, Miranda, Lara, Carabobo,
Anzoátegui, Nueva Esparta y Táchira, donde se encuentran las ciudades
con mayor población, fueron elegidas autoridades de grupos opositores.

En estas elecciones parlamentarias, el PSUV pudo recuperarse la capital,
Lara y Carabobo, logrando la mayoría de los cargos en disputa. En otros
casos la tendencia se ha repetido y ampliado, por ejemplo en el estado
Zulia la oposición obtuvo 13 diputados de 15 posibles.

Mientras la oposición tiende a la convergencia, que se concretó en la
Mesa de la Unidad Democrática como movimiento electoral, a medida que
pasa el tiempo los grupos de la coalición “revolucionaria” se van
dispersando.

Pareciera lógico que la oposición quiera modificar las más de 150 leyes
sancionadas entre 2001 y 2006 por una asamblea monolítica, cuando
reformuló la regulación del poder regional, restando presupuesto y
competencias a gobernaciones y alcaldías para traspasarlo a
organizaciones comunitarias.

Aunque muchos piensan que el plan A de la oposición sigue siendo la
desestabilización y el golpismo, la participación electoral parte de la
comprensión de que el golpe cívico-militar no está al alcance de su
mano. El sueño de algunos dirigentes opositores, al alcanzar un tercio
de curules en la Asamblea Nacional, es instalar desde allí una situación
desestabilizadora similar a la que padeció el presidente de Honduras,
Manuel Zelaya en junio 2009. Si bien ambas realidades son diferentes, el
temor es que si esta situación se planteara, no tardaría en llegar, bajo
cualquier excusa o sin ninguna, la visita de los marines, la invasión
militar de Estados Unidos.

Sin dudas, un debilitamiento del chavismo, junto a la caída del precio
del petróleo obstaculizaría los planes integracionistas a escala
latinoamericana, como el Banco del Sur o los oleoductos, gasoductos y
negocios bilaterales, además de la construcción del sucre como moneda
única de intercambio, el apoyo a los pequeños países caribeños y
centroamericanos de la Alba y a Cuba y el papel de Caracas en la
construcción de la UNASUR.

Lo que se juega hoy en Venezuela es la necesidad de más democracia. O
sea, de una movilización y participación decisiva de las grandes
mayorías, convertidas en actores sociales, pero lejos aún de una
participación protagónica en los destinos del país. Ahora, el desafío es
construir el socialismo desde ese abajo que se mueve: desde arriba lo
único que se construye es un pozo.

- Aram Aharonian es periodista y docente uruguayo-venezolano, director
de la revista Question, fundador de Telesur, director del Observatorio
Latinoamericano en Comunicación y Democracia (ULAC)

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